El Origen de Celsia
En este programa nuestro invitado a Memoria empresarial es Juan Guillermo Londoño, presidente de Celsia durante el período 2006-2015, quien nos hablará de la historia de esta compañía, que en sus propias palabras “es apasionante; un proceso de transformación intenso que hemos disfrutado mucho”. La historia se remonta a 1919, “cuando con una gran visión, quienes nos precedieron decidieron fusionar unas compañías tabacaleras locales para configurar la Compañía Colombiana de Tabaco, una de las primeras que emitieron acciones, lo cual da pie a sostener que en Antioquia el concepto de asociatividad viene de mucho tiempo atrás, tal como hoy sigue prevaleciendo en la región”.
“En ese entonces no había seguridad social ni fondos de pensiones, ni algo que se le asemejara”, recuerda Londoño. Así las cosas, y teniendo en cuenta que la fabricación de cigarrillos demanda un trabajo de mano de obra intensiva, especialmente en el cultivo agroindustrial del tabaco, estos empresarios quisieron asegurar los pasivos pensionales de todo el personal que debían contratar.
Para ello, diseñaron una estrategia que consistió en “fondear esos pasivos a través de una serie de inversiones de valorización, mas no de gestión directa”. Se trataba de posiciones minoritarias en empresas que se estaban emprendiendo; fue así como participaron en RCN o en el Hotel Nutibara, en una primera etapa. Hacia la década del 60 viene un impulso mayor pues “había una caja mayor disponible y hacen alianzas con Kimberly Clark, traen la cadena Intercontinental a Colombia, crean los hoteles y entonces se fue desarrollando paralelamente el negocio agroindustrial e industrial del tabaco con un portafolio de inversiones”, explica Londoño.
No obstante, los entornos jurídicos y económicos cambian de una manera drástica; la Constitución del 91 crea por ejemplo las acciones populares y de grupo en Colombia. Figura sin precedentes en la cual un grupo de eventuales afectados por alguna situación contraria a sus propósitos podía dar lugar a una demanda contra una compañía; al mismo tiempo se estaban dando los fallos adversos contra las tabacaleras en la justicia estadounidense. Al analizar estos escenarios la conclusión fue que se empezaba a configurar un riesgo que podía afectar el patrimonio de los accionistas.
Es así como en una medida de control de riesgo se decide independizar el activo tabacalero de los activos de inversiones y se escinde en el año 2001 todo el portafolio de inversiones de Coltabaco en la Compañía Colombiana de Inversiones, Colinversiones.
Entre 2001 y 2005, las dos compañías continúan con la misma presidencia y la misma junta directiva. En 2005 se vende la Compañía Colombiana de Tabaco a la Philip Morris quien se queda con todos los pasivos financieros y la obligación pensional de 1.200 trabajadores jubilados, y 110 trabajadores activos.
Quedó así un portafolio en Colinversiones, “valioso, pero a su vez un portafolio diversificado, no relacionado, no sinérgico, 80 por ciento en posiciones minoritarias, y como tal sin gobernabilidad, y aproximadamente un 80 por ciento listado en la bolsa, con una alta liquidez”, indica Londoño.
“Quien me antecedió, el doctor Darío Múnera —a quien quiero hacerle un homenaje porque es uno de esos robles que dio la industria de Colombia, y quien le sirvió tanto al sector público como al privado—, decide retirarse de la compañía. Yo estaba en el directorio, me nombran presidente y conjuntamente acepté el desafío siempre y cuando hubiera una decisión inquebrantable de parte de la Junta de transformar ese portafolio de inversiones en un activo o compañía que fuera realmente operativa”.
Después vino un proceso en el cual “nos dedicamos a estudiar qué teníamos y qué posibilidades había para profundizar. Teniendo en cuenta que la acción de la compañía debía ser competitiva en los mercados internacionales trajimos a la mesa una visión europea del mundo de los negocios y una norteamericana y les pedimos por separado que nos sugirieran en qué sector económico nos debíamos focalizar”, detalla el dirigente empresarial.
Uno de los consultores les dijo: “Yo me dedicaría al sector de la infraestructura con énfasis en la energía” y el otro advertía: “En Colombia no existen acciones en bolsa del sector eléctrico fuera de ISA”, evoca Londoño. Toman la decisión en 2007, dando paso así al proceso de ejecución de la estrategia. Fue entonces como empezaron a comprar y a invertir en proyectos hidroeléctricos hasta llegar a ser el cuarto generador colombiano y el quinto en distribución.
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